-  Refuerza tu autoestima. Cuando veas los cambios que da tu cuerpo y tu mente tu autoestima se ve reforzada. Te verás mejor, y te sentirás mejor.

- Si tienes hijos, te verán como un ejemplo de vida sana. Todos querremos lo mejor para nuestros niños, y no queremos que lleven una vida sedentaria. Las estadísticas sobre obesidad infantil aumentan cada año. Si los niños te ven a ti practicar ejercicio, lo tomarán como un hábito más y llevarán una vida sana.

- Si vas con un amigo/a, te sentirás más motivado. Si has quedado con alguien es más difícil faltar a la cita, por tener el sentimiento de responsabilidad y no dejar tirado al otro. Además, siempre es más divertido ir acompañado, y el uno animará al otro a no dejar de hacer ejercicio.

- Piensa en los beneficios que vas a obtener. Aunque no tengas ganas, piensa siempre en lo bien que te sientes al terminar de realizarlo. Los beneficios no son solo físicos, sino también lo notarás en tu estado de ánimo. Piensa además en la desventaja de no practicarlo.

- Puede convertirse en una gran oportunidad de conocer gente nueva. A un gimnasio acuden muchas personas que tienen las mismas inquietudes que tú, sentirse mejor, pasárselo bien. Puedes conocer gente con muchos aspectos afines a ti.

- Date una recompensa. Por ejemplo, si cumples con los objetivos marcados cada semana, regálate un masaje, un tratamiento de belleza, etc. Prémiate por haber cumplido tus retos.

- Hacer ejercicio te da energía. Cuando no realizas ejercicio en varios días, te empiezas a sentir perezosa. Cuando vas al gimnasio de forma constante, tu propio cuerpo te pedirá movimiento.

- Solemos abandonar el gimnasio por aburrimiento. No caigas en la rutina y practica diferentes tipos de actividades: cardiovasculares, de tonificación, estiramientos, etc. De esta manera no te aburrirás de hacer siempre el mismo ejercicio.